Descubre el papel del orientador Kumon a través de la historia de Mariano Rubio y su centro Kumon en Chía, esta es una historia de cómo Kumon Franquicias impactan en la vida de nuestros franquiciados.
Cómo ser orientador Kumon, anécdota de una vida.
“Doy gracias a Dios y a tantas personas que en estos diecisiete años nos han apoyado para sostenernos en los momentos de dificultad y hacernos comprender que el sol siempre brilla así las nubes en algún momento lo cubran”.Mariano Rubio – Orientador centro Chía Por: Kumon Colombia
¿Quién es Mariano?¿Cuándo y cómo llegaste a Kumon?
Durante veintisiete años estuve vinculado con la educación en los niveles de bachillerato y universidad. En el último colegio que trabajé, adelantamos un proyecto de educación en tecnología, y a él se vincularon los estudiantes de básica primaria. Fue el primer contacto que tuve con niños pequeños, y fue maravilloso ver el entusiasmo que mostraban por descubrir cosas nuevas y construir elementos prácticos a partir de cosas tan sencillas como el papel; el colegio obtuvo un reconocimiento a nivel Distrital por este proyecto.
Creo que las cosas que nos suceden, obedecen siempre a un propósito que a veces no logramos vislumbrar. Este primer contacto con los niños pequeños en un ambiente de aprendizaje, definitivamente me marcó y me hizo pensar en el inmenso potencial que tenían, y cómo se desperdiciaba, pues muchos de estos alumnos brillantes que encontraba en Primaria o primeros años del bachillerato, los volvía a encontrar, con el paso de los años, en cursos superiores, con un rendimiento académico igual o inferior a sus compañeros.
Me asaltan preguntas: ¿Qué hizo ese niño brillante? ¿Por qué el sistema educativo nada hace por promover estos auténticos tesoros, para beneficio de la sociedad? Con Solita, mi esposa, que también es educadora y en ese tiempo trabajaba con niños de Primaria, compartimos estas inquietudes y empezamos a buscar algún sistema educativo que permitiera el desarrollo de los niños. Leí alguna vez un aforismo muy antiguo que dice más o menos lo siguiente: ”Si tienes un gran deseo y trabajas por conseguirlo, el universo se confabula para lograrlo”. Algo parecido nos sucedió, pues en un viaje que realizamos a Barranquilla, la amiga de una familiar nos invitó a su casa, y estando allí en su sala, sobre una mesa auxiliar estaba un cuadernillo de kumon. Este cuadernillo actuó como un verdadero imán, pues más tardé en verlo, que en tenerlo en mis manos y ojear su contenido.
Le pregunté a la señora qué era eso de kumon y por qué tenía ese “librito”; ella me comentó que se estaba preparando para ser Orientadora del método kumon, y nos comentó a grandes rasgos de qué se trataba. Esto fue como un flechazo de Cupido, amor a primera vista. Al llegar a Bogotá una de las primeras visitas que hicimos fue a la oficina de Kumon, allí ratificamos esa primera impresión y salimos de la Oficina con el convencimiento que habíamos encontrado lo que estábamos buscábamos por años; no solo fue el programa que nos encantó, fue también encontrar calor humano, mística y deseos de ayudar.
Tus hijos son Concluyentes. ¿Cuéntanos qué hacen en la actualidad?
En el mes de septiembre del año 1998, recibimos una llamada de la oficina para que fuéramos, pues la Orientadora iba a entregar la Unidad y nos necesitaban para iniciar la capacitación. Con Solita realizamos este proceso de capacitación, y el 3 de diciembre en medio de un torrencial aguacero se realizó la apertura; de estos alumnos que nos acompañaron ese día hay tres Concluyentes de matemáticas, entre ellos nuestro hijo Vladimir Alberto, que es ingeniero electrónico y telecomunicaciones, con una maestría en gestión de proyectos. Se ha dedicado más a la investigación y en el año 2010 obtuvo el premio Ventures, con un proyecto sobre el monitoreo de niveles de líquidos que aplicó para determinar la altura del río Bogotá y poder dar alertas tempranas. Mi otra hija, Sonia es Diseñadora Gráfica y se acaba de graduar como Psicóloga; en matemáticas llegó al nivel H y está en el nivel I 1 de español; Vladimir está en el nivel G II; esperamos que ambos concluyan en este semestre.Descubre más historias y testimonios de nuestros orientadores de diversas partes del país.
Antes de ser Orientador eras Docente. ¿Qué beneficios encuentras en Kumon? ¿Fue difícil acoplarte a la metodología?
De las cosas que inicialmente nos costó fue cambiar nuestro rol de docentes a Orientadores, pues eran muchos años que llevábamos como educadores y siempre estaba presente la tendencia a explicar. Con el paso del tiempo, las Reuniones Generales, las zonales, los encuentros y las lecturas que constantemente entrega la oficina, nos fueron llevando a interiorizar el papel de Orientador. Es muy satisfactorio ver cómo los alumnos van encontrando por sí mismos el camino de resolver sus dudas, viendo los ejemplos y siguiendo las pistas. Nos sentimos bendecidos y profundamente agradecidos con Kumon, al tener esta maravillosa oportunidad de ser Orientadores y a través de esta actividad poder ayudar a tantos niños y jóvenes que ven su vida transformada al encontrar que pueden desempeñarse con éxito en su colegio o universidad.Alguna anécdota que puedas contarnos sobre tu experiencia como Orientador.
No puedo olvidar el caso de Catalina, ella estaba cursando quinto de primaria en un colegio de monjas, y la trajo la abuelita por recomendación de la psicóloga que la estaba tratando. Según la abuelita, Catalina tenía pesadillas y todos los días que tenía matemáticas en el colegio lloraba desde que se levantaba; para colmo de males, en esas vacaciones de mitad de año le habían dejado treinta escalas y no había podido resolver la primera. Inició el programa y le colaboramos para que pudiera entregar sus escalas; fue muy juiciosa y como a los ocho meses había llegado a su nivel escolar. En una reunión que se hizo, la abuelita comentó: “Kumon salvó a mi nieta, y ya es monitora de matemáticas en su curso”.¿Cómo es la experiencia en las reuniones de capacitación al ser el único hombre Orientador en Bogotá?
En un comienzo asistíamos con Solita a las Reuniones Generales, zonales y Encuentros, luego Solita abrió su Centro “Chía I” y seguimos participando de todas las actividades de la empresa, esto hizo que fácilmente me adaptara y no me sintiera extraño entre tantas mujeres; lo único que resonaba en mis oídos era cuando decían: “nosotras las Orientadoras”. Ahora que Solita entregó su Centro y participó solo en las actividades de Kumon, el carisma y aprecio de tantas Orientadoras animadas por el mismo espíritu de ayudar a los niños, me hace sentir como en mi casa.
Alguien me comentaba que las piedras de un río cogen su forma redonda por la interacción entre ellas; en Kumon sucede algo similar, es la interacción con padres, alumnos, compañeras Orientadoras, funcionarios de la oficina y la filosofía del método, lo que hace despertar en nosotros el verdadero espíritu de Orientadores, y hace que nuestras acciones estén dirigidas a lo fundamental: “el niño”, como reza una de las frases fuertes de la filosofía del método kumon: ”Lo que más valoramos es al alumno individualmente”. Al interiorizar este concepto, hace que podamos ver a cada niño como un auténtico tesoro que nos está dando la oportunidad de ayudarlo para que se convierta en lo que realmente es: ”Un alumno brillante”. Valoramos muchísimo el esfuerzo que hace la Oficina por mejorar la orientación y darnos un soporte cada vez mayor para que nuestro trabajo sea más efectivo, lo mismo que los planes que realizan de Promoción y divulgación, sin ellos no se tendría el crecimiento que se ha visto en los últimos años; si replicamos ese mismo esfuerzo al interior de nuestras unidades y la Orientación es cada vez más cercana a los alumnos y padres de familia, el crecimiento y valoración de nuestra empresa va a ser cada vez mayor.